Mohamed Bouaziz |
Y las revueltas de Túnez comenzaron a extenerse como la pólvora. Durante los meses de enero y frebrero se han producido protestas en Argelia, Jordania, Mauritania, Omán, Barhéin y Yemen, entre otros. Egipto ha sido el segundo país en llevar a cabo con éxito su revolución. El 25 de enero, los ciudadanos tomaron las calles de las principales ciudades egipcias, entre ellas de El Cairo. El Ejército se puso de su parte. El 11 de febrero, Hosni Mubarak abandona el poder tras tres décadas de autocracia.
En estos días asistimos a la brutal represión que el gobierno libio de Gadafi (en el poder desde 1969) está llevando a cabo entre los manifestantes. Al menos 250 personas han muerto después de que el Ejército bombardeara, desde aviones de guerra y helicópteros, a los revolucionarios. El hijo de Gadafi aseguró la semana pasada en un discurso televisado que en Libia se podía desencadenar una guerra civil porque su padre no era como Mubarak o Ben Ali (los dos presidentes árabes que han abandonado el poder tras las revueltas de las últimas semanas).
La extrema pobreza en la que viven muchos de los ciudadanos (la mitad de los yemeníes, por ejemplo, sobreviven con dos dólares al día), unidas a las pocas expectativas de mejora y a la perpetuación en el tiempo de los regímenes dictatoriales con sucesores ya establecidos han sido los detonantes de unas revoluciones que se han llegado a comparar con las de 1830 y 1848 en Europa.
ESPECIAL SOBRE LAS REVUELTAS
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