El Papa atiende a un periodista en el avión de vuelta a Roma tras la JMJ |
El problema está en quien quiere escuchar lo que quiere escuchar. Leo en El Mundo que lo que ha dicho el Papa Francisco en el avión de vuelta a Roma tras la JMJ (enlazo a El País, que ha transcrito la entrevista entera en ejercicio periodístico muy de agradecer) es una especie de 'milagro', un cambio de rumbo: que por qué se va a juzgar a los gays por el hecho de serlo. La realidad es que esto no es nada nuevo. Simplemente, el Papa explica el Catecismo. Quizás es que los que dicen esto, o los que creen otras cosas, nunca habían leído el Catecismo.
"La Iglesia acoge sin condiciones (ojo, ¡sin condiciones!) a las personas que presentan tendencias homosexuales. No deben ser discriminadas por ello. Al mismo tiempo, la Iglesia afirma que todas las formas de encuentros sexuales entre personas del mismo sexo no corresponden al orden de la creación". O sea, lo que no está bien no es que uno sea gay, sino que se practiquen relaciones homosexuales. Vamos, exactamente igual que lo que ocurre con las relaciones prematrimoniales. Cada uno, a guardar la castidad según su estado.
Y en otro punto dice el Catecismo: "La Iglesia cree que el hombre y la mujer, en el orden de la creación, están hechos con necesidad de complementarse y para la relación recíproca, para que puedan dar la vida a sus hijos. Por eso la Iglesia no puede aprobar las prácticas homosexuales. Pero los cristianos deben respeto y amor a todos los hombres, con independencia de su orientación sexual, porque todos los hombres son respetados y amados por Dios".
El Papa Francisco tiene algo genial: que habla muy claro. Y es muy de agradecer, porque se le entiende. Lo que no quiere decir que diga nada nuevo cuando asegura que no hay por qué juzgar a un gay, "si busca al Señor y tiene buena voluntad". Exactamente igual que a cualquier otra persona.
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