Leo este titular en 'El Confidencial': "Asesinado por comer palomitas mientras veía Cisne Negro". Por lo visto, el presunto asesino, un joven de 27 años, estaba tranquilamente en un cine de Riga (Letonia) viendo la última peli de Natalie Portman (que por cierto, a mí el tráiler me parece más bien un intento de hacer creíble el típico culebrón televisivo) cuando al lado se le sienta uno que no para de hacer ruidos al comer palomitas.
A mí esta noticia me viene al pelo para comentar lo de las palomitas y el cine, que ya tenía yo muchas ganas. La gente es una maleducada y es verdad que el ruidito-cronch-cronch es absolutamente insoportable y desquiciante. Hombre, no digo que haya que matar al de al lado, eso no, pero a mí desde luego me pone negra. Ufff... Yo me pregunto: ¿tan difícil es coger la palomita, meterla en la boca, cerrar la boca y masticar? Es decir, se cierra la boca antes de masticar, y no después. Yo no lo veo nada complicado.
Pues a pesar de la poca complicación que tiene, casi nadie las come como debería. Claro, que teniendo en cuenta que hay mogollón de gente que come con la boca abierta... Por eso, abogo por prohibir las palomitas en el cine. Y no es broma. El que quiera zampar con toda la boca abierta, que lo haga en su casa y que le aguante su mujer, su hijo o su perro. Yo no tengo por qué.
¿Por qué comemos palomitas en el cine?
22 de febrero de 2011
Las nuevas revueltas por la democracia
Mohamed Bouaziz |
Y las revueltas de Túnez comenzaron a extenerse como la pólvora. Durante los meses de enero y frebrero se han producido protestas en Argelia, Jordania, Mauritania, Omán, Barhéin y Yemen, entre otros. Egipto ha sido el segundo país en llevar a cabo con éxito su revolución. El 25 de enero, los ciudadanos tomaron las calles de las principales ciudades egipcias, entre ellas de El Cairo. El Ejército se puso de su parte. El 11 de febrero, Hosni Mubarak abandona el poder tras tres décadas de autocracia.
En estos días asistimos a la brutal represión que el gobierno libio de Gadafi (en el poder desde 1969) está llevando a cabo entre los manifestantes. Al menos 250 personas han muerto después de que el Ejército bombardeara, desde aviones de guerra y helicópteros, a los revolucionarios. El hijo de Gadafi aseguró la semana pasada en un discurso televisado que en Libia se podía desencadenar una guerra civil porque su padre no era como Mubarak o Ben Ali (los dos presidentes árabes que han abandonado el poder tras las revueltas de las últimas semanas).
La extrema pobreza en la que viven muchos de los ciudadanos (la mitad de los yemeníes, por ejemplo, sobreviven con dos dólares al día), unidas a las pocas expectativas de mejora y a la perpetuación en el tiempo de los regímenes dictatoriales con sucesores ya establecidos han sido los detonantes de unas revoluciones que se han llegado a comparar con las de 1830 y 1848 en Europa.
ESPECIAL SOBRE LAS REVUELTAS
Las cosas pueden cambiar si uno se lo propone
Manifestantes en la plaza Tahrir de El Cairo. Foto: Wikimedia Commons |
Lo que realmente me preocupa es que los ciudadanos, en el fondo, hayan sido guiados, quizás sin saberlo siquiera, por una mano oscura, la del islamismo radical, y que finalmente sean estos islamistas radicales los que manejen los hilos. Islamismo radical que, por cierto, ha estado bastante controlado en estos países. Tengo entendido que en Irán, en 1979, cuando se produjo la caída del Sha, el beneficiario real fue el nuevo radicalismo islámico que hoy conocemos. Evidentemente, sería un brutal retroceso y un grave peligro no sólo para esos países, sino también para el resto del mundo.
Admiro, no obstante, la valentía de los ciudadanos que, honradamente, quieren algo mejor para su país y para las generaciones venideras. Aquellos que han estado días y noches enteros en la plaza Tahrir de El Cairo hasta que se ha ido Mubarak, los que se han jugado la vida, y en algunos casos la han perdido, durante las revueltas... No sé si en España seríamos capaces de hacer algo así, con el ambiente de pasividad y el 'qué se le va a hacer' que nos ahoga. Deberíamos tomar nota de nuestros vecinos árabes: si uno quiere y se lo propone de verdad, el mundo puede cambiar.
21 de febrero de 2011
Reforma de la Ley del Menor, ya
No sé qué me produce más asco del caso Marta del Castillo: la injustísima Ley del Menor en casos de asesinato o la panda de sinvergüenzas-desalmados que son 'El Cuco', Carcaño y Samuel. Me resulta muy difícil entender cómo una persona puede salir en la tele con toda la desfachatez del mundo buscando a Marta (me estoy refiriendo a Samuel) y días después reconozca ante la Policía su participación en el crimen. No entiendo cómo un tío puede dar hasta cuatro versiones diferentes de un crimen que supuestamente él cometió sin despeinarse. No entiendo qué tiene en la cabeza un niño de 15 años para golpear, violar y estrangular hasta la muerte a una chica, presuntamente, y no mostrar ni el más mínimo arrepentimiento.
¿Pero es que estos chicos no tienen alma? ¿Dónde se han criado? La única explicación posible que daría un psiquiatra es que son psicópatas. Los psicópatas son individuos con trastornos del comportamiento que ni sienten ni padecen. Saben perfectamente distinguir entre el bien y el mal pero no empatizan con el dolor. Suelen ser narcisistas (el caso de los tres chavales-presuntos asesinos) y manipuladores (al parecer, Carcaño lo es) y no tienen ningún tipo de enfermedad mental que les merme sus capacidades cognitivas y volitivas.
Los psicólogos y psiquiatras también hablaron de otros condicionantes de su conducta: la sociedad en la que vivimos, carente de valores, de normas éticas y morales, de disciplina, en la que todo vale y cuyo modelo de vida es lo que se ve en la televisión. A mí, un psiquiatra forense muy reconocido me llegó a decir que estos chavales actuaban como si fueran los protagonistas de una película, como si vivieran fuera de realidad.
La Ley del Menor: una vergüenza que no contemple la posibilidad de juzgar como adultos a menores asesinos. He vivido de cerca el caso de Sandra Palo y es horroroso. Si son mayores para matar, que lo sean para cumplir la pena que en justicia les corresponda. Y no me creo, en algunos casos, la reinserción. Los psicópatas no se reinsertan jamás, ni tampoco la mayoría de los violadores. Tony King es un psicópata y nadie asegura que no vuelva a matar cuando salga de la cárcel. Quién sabe si estos chicos pueden volver a hacer lo mismo.
LAS PRIMERAS NAVIDADES SIN MARTA
¿Pero es que estos chicos no tienen alma? ¿Dónde se han criado? La única explicación posible que daría un psiquiatra es que son psicópatas. Los psicópatas son individuos con trastornos del comportamiento que ni sienten ni padecen. Saben perfectamente distinguir entre el bien y el mal pero no empatizan con el dolor. Suelen ser narcisistas (el caso de los tres chavales-presuntos asesinos) y manipuladores (al parecer, Carcaño lo es) y no tienen ningún tipo de enfermedad mental que les merme sus capacidades cognitivas y volitivas.
Los psicólogos y psiquiatras también hablaron de otros condicionantes de su conducta: la sociedad en la que vivimos, carente de valores, de normas éticas y morales, de disciplina, en la que todo vale y cuyo modelo de vida es lo que se ve en la televisión. A mí, un psiquiatra forense muy reconocido me llegó a decir que estos chavales actuaban como si fueran los protagonistas de una película, como si vivieran fuera de realidad.
La Ley del Menor: una vergüenza que no contemple la posibilidad de juzgar como adultos a menores asesinos. He vivido de cerca el caso de Sandra Palo y es horroroso. Si son mayores para matar, que lo sean para cumplir la pena que en justicia les corresponda. Y no me creo, en algunos casos, la reinserción. Los psicópatas no se reinsertan jamás, ni tampoco la mayoría de los violadores. Tony King es un psicópata y nadie asegura que no vuelva a matar cuando salga de la cárcel. Quién sabe si estos chicos pueden volver a hacer lo mismo.
LAS PRIMERAS NAVIDADES SIN MARTA
Marta del Castillo: el drama continúa dos años después
Marta del Castillo (Sevilla, 17 años), desapareció una noche de sábado sin dejar rastro. Fue el 24 de enero de 2009. A día de hoy, más de dos años después, su cadáver no ha aparecido. La última semana se ha celebrado en Sevilla el juicio contra Javier García 'El Cuco', menor de edad y que por aquellas fechas tenía 15 años. El fiscal le acusa de violación y asesinato. Por ser juzgado en base a la Ley del Menor, como mucho estará seis años en un centro de internamiento para menores bajo medidas judiciales. Después, saldrá a la calle.
El juicio contra el resto de los acusados se celebrará en unos meses. Se trata de Miguel Carcaño, principal imputado y quien en su día confesó el asesinato de Marta; Samuel Benítez, íntimo amigo de Carcaño y del Cuco, al que se le juzgará como cómplice; Francisco Javier Delgado, hermano de Carcaño; y María García, novia de Delgado.
Todos ellos, junto a 'El Cuco', han protagonizado uno de los casos más espeluznantes y misteriosos de la historia criminal en España. El caso Marta del Castillo se ha convertido en una sucesión de versiones diversas y contradictorias que no han hecho más que desconcertar a investigadores, abogados, jueces y opinión pública. Desde el primer momento, la sociedad ha visto cómo tres adolescentes, uno de ellos prácticamente un crío, ponían en jaque, impunemente, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
La búsqueda del cadáver de Marta ha sido una de las más exhaustivas y costosas que se han llevado a cabo en nuestro país. Y también una de las más mediáticas. Comenzó en el río Guadalquivir, donde, según la primera versión de los imputados, arrojaron el cadáver. Nada. Siguió en un vertedero de Alcalá de Guadaíra, a raíz de una nueva confesión de Carcaño, en la que aseguraba que el cuerpo nunca fue arrojado al río, sino que se deshicieron de él en un contenedor cerca de su casa, el famoso piso de León XIII, donde se cometió, presuntamente, el crimen. Tampoco se halló nada en el vertedero.
También se rastreó una zanja de Camas, localidad en la que Carcaño residía, junto a su novia Rocío, de 14 años, en el momento de la desaparición de Marta. La pista la dio la propia Rocío, meses después de la desaparición, al asegurar que Carcaño le había confesado que allí estaba el cuerpo. De nuevo, resultado de la búsqueda negativo.
Los hechos, según explica el juez instructor del caso en el auto de apertura del juicio oral, son los que siguen: la noche de autos, Marta, Miguel y 'El Cuco' se reunieron en casa de Miguel. Allí, los dos chicos habían estado bebiendo y fumando porros. En un momento, determinado, Miguel trató de besar a Marta, con la que había tenido una relación sentimental que se había truncado hacía un tiempo. Marta se negó, y firmó así su sentencia de muerte. Miguel comenzó a golpearla de manera brutal, agresiones a las que también se unió el menor. A la fuerza, y entre él y 'El Cuco', la llevaron al dormitorio de Miguel, donde Marta sufrió la violación de ambos: primero de Miguel, mientras 'El Cuco' la sujetaba, y después de 'El Cuco', mientras Miguel la sujetaba. Posteriormente, cogieron el cable de un alargador y la estrangularon tirando con fuerza de dicho cable. Finalmente, comprobaron que Marta estaba muerta con un tensiómetro, usado por la madre de Carcaño cuando aún vivía.
Una vez comentido el crimen, llamaron a Samuel Benítez para que les ayudara a deshacerse del cadáver. Al parecer, lo envolvieron en una manta, ya con la ayuda de Francisco Javier Delgado, que llegó en ese momento a casa, y lo sacaron de la vivienda en la silla de ruedas que había pertenecido a la madre de Miguel. El fiscal también deja probado que usaron el coche de la madre de 'El Cuco para deshacerse del cuerpo. Y a partir de aquí se pierde el rastro. Las diferentes versiones dadas por los imputados a lo largo del proceso apuntan en dos direcciones: el cuerpo fue arrojado en un contenedor cercano a la casa de Miguel, y la navaja que usaron para amenazar a Marta, en una alcantarilla (ésta sí se encontró); o bien fue lanzado al río Guadalquivir.
El hermano de Miguel y su novia están acusados de cómplices y encubridores del crimen. Al parecer, Francisco Javier colaboró para deshacerse del cuerpo y en la limpieza del piso, y bajo él pesa la sospecha de ser quien manejó a los jóvenes y quien les dijo lo que tenían que decir a la Policía; María, su novio, será juzgada como encubridora.
Lo cierto es que, más de dos años después de los hechos, el cadáver de Marta sigue sin aparecer.
Versiones de Carcaño sobre lo que pasó aquella noche, AQUÍ.
Cronología del caso Marta del Castillo, AQUÍ.
El juicio contra el resto de los acusados se celebrará en unos meses. Se trata de Miguel Carcaño, principal imputado y quien en su día confesó el asesinato de Marta; Samuel Benítez, íntimo amigo de Carcaño y del Cuco, al que se le juzgará como cómplice; Francisco Javier Delgado, hermano de Carcaño; y María García, novia de Delgado.
Todos ellos, junto a 'El Cuco', han protagonizado uno de los casos más espeluznantes y misteriosos de la historia criminal en España. El caso Marta del Castillo se ha convertido en una sucesión de versiones diversas y contradictorias que no han hecho más que desconcertar a investigadores, abogados, jueces y opinión pública. Desde el primer momento, la sociedad ha visto cómo tres adolescentes, uno de ellos prácticamente un crío, ponían en jaque, impunemente, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
La búsqueda del cadáver de Marta ha sido una de las más exhaustivas y costosas que se han llevado a cabo en nuestro país. Y también una de las más mediáticas. Comenzó en el río Guadalquivir, donde, según la primera versión de los imputados, arrojaron el cadáver. Nada. Siguió en un vertedero de Alcalá de Guadaíra, a raíz de una nueva confesión de Carcaño, en la que aseguraba que el cuerpo nunca fue arrojado al río, sino que se deshicieron de él en un contenedor cerca de su casa, el famoso piso de León XIII, donde se cometió, presuntamente, el crimen. Tampoco se halló nada en el vertedero.
También se rastreó una zanja de Camas, localidad en la que Carcaño residía, junto a su novia Rocío, de 14 años, en el momento de la desaparición de Marta. La pista la dio la propia Rocío, meses después de la desaparición, al asegurar que Carcaño le había confesado que allí estaba el cuerpo. De nuevo, resultado de la búsqueda negativo.
Los hechos, según explica el juez instructor del caso en el auto de apertura del juicio oral, son los que siguen: la noche de autos, Marta, Miguel y 'El Cuco' se reunieron en casa de Miguel. Allí, los dos chicos habían estado bebiendo y fumando porros. En un momento, determinado, Miguel trató de besar a Marta, con la que había tenido una relación sentimental que se había truncado hacía un tiempo. Marta se negó, y firmó así su sentencia de muerte. Miguel comenzó a golpearla de manera brutal, agresiones a las que también se unió el menor. A la fuerza, y entre él y 'El Cuco', la llevaron al dormitorio de Miguel, donde Marta sufrió la violación de ambos: primero de Miguel, mientras 'El Cuco' la sujetaba, y después de 'El Cuco', mientras Miguel la sujetaba. Posteriormente, cogieron el cable de un alargador y la estrangularon tirando con fuerza de dicho cable. Finalmente, comprobaron que Marta estaba muerta con un tensiómetro, usado por la madre de Carcaño cuando aún vivía.
Una vez comentido el crimen, llamaron a Samuel Benítez para que les ayudara a deshacerse del cadáver. Al parecer, lo envolvieron en una manta, ya con la ayuda de Francisco Javier Delgado, que llegó en ese momento a casa, y lo sacaron de la vivienda en la silla de ruedas que había pertenecido a la madre de Miguel. El fiscal también deja probado que usaron el coche de la madre de 'El Cuco para deshacerse del cuerpo. Y a partir de aquí se pierde el rastro. Las diferentes versiones dadas por los imputados a lo largo del proceso apuntan en dos direcciones: el cuerpo fue arrojado en un contenedor cercano a la casa de Miguel, y la navaja que usaron para amenazar a Marta, en una alcantarilla (ésta sí se encontró); o bien fue lanzado al río Guadalquivir.
El hermano de Miguel y su novia están acusados de cómplices y encubridores del crimen. Al parecer, Francisco Javier colaboró para deshacerse del cuerpo y en la limpieza del piso, y bajo él pesa la sospecha de ser quien manejó a los jóvenes y quien les dijo lo que tenían que decir a la Policía; María, su novio, será juzgada como encubridora.
Lo cierto es que, más de dos años después de los hechos, el cadáver de Marta sigue sin aparecer.
Versiones de Carcaño sobre lo que pasó aquella noche, AQUÍ.
Cronología del caso Marta del Castillo, AQUÍ.
18 de febrero de 2011
El ejemplo de una familia
Juan José y su mujer Irene. |
Es un hombre de familia. Quiere a su mujer, Irene Suárez, a la que ha sostenido siempre sobre su hombro y a la que ha tratado de dar cobijo y proteger en los momentos más duros. Es un buen hijo, respetuoso con sus padres, y es un buen padre, amante de sus hijos (dos chavales adolescentes y su 'estrella' Mari Luz). Es un hombre de fe; ha metido a Dios en su vida.
Ha aprendido la vida a base de reveses y golpes duros. Quiso ser futbolista, y era bueno (tanto que le echaron el ojo los del Sevilla), pero una lesión truncó sus sueños. Por eso se hizo entrenador (de los juveniles del Recreativo de Huelva), para no desvincularse del mundo del deporte. Y también ayudaba a su familia en la venta ambulante. La desaparición y cruel asesinato de su hija hizo visible en la sociedad a un buen hombre, y a una buena familia. Gitanos.
Juanjo luchó por encontrar a su niña. Luchó contra la desesperanza y la cada vez más cierta certeza de la muerte de su hija. Luchó por que no se desatara la ira de su familia y amigos y por mantener el equilibrio tras el hallazgo del cadáver. Luchó por que la Justicia cambiara. Luchó por la cadena perpetua revisable para casos como el de su hija.
Juan José Cortés y su familia han sido un ejemplo para nuestro país. Más allá del horror que han vivido, los Cortés Suárez han sabido dar al dolor la dignidad que le corresponde, y sacar de él lo mejor que tiene: el amor.
El estremecedor caso de Mari Luz Cortés
La pequeña Mari Luz Cortés |
Pero Mari Luz era española y, además, hija de una familia humilde que se ganó rápidamente el respeto de todos gracias a un padre, Juan José, que dio muestras, y las sigue dando, de una altura moral y de un equilibrio y sensatez propio de muy pocos. De un padre, y una madre, y unos abuelos, y unos tíos que, además, dieron a España una nueva visión del mundo gitano, transmitiendo mesura, cordura y respeto por la Justicia, cosa que la Justicia no había hecho por ellos.
Porque el detenido por la muerte de Mari Luz, Santiago del Valle, es un individuo que, en el momento de cometer, presuntamente, los hechos, debería haber estado en prisión. Porque era un hombre peligroso, un pedófilo y pederasta que tenía pendiente el cumplimiento de una condena por delitos continuados de abusos sexuales, un padre al que se le murió una niña pequeña en circunstancias que, a día de hoy, no han sido aclaradas, un hombre obsesionado con las niñas y adolescentes que trató, según el relato de la Fiscalía, de abusar sexualmente de Mari Luz aquel 13 de enero engatusándola con un muñeco, cuando la pequeña regresaba a su casa del puesto de chucherías.
El barrio sabía que allí vivía alguien raro. La casas de Santiago del Valle y los Cortés distaban apenas cien metros la una de la otra. Del Valle conocía a Mari Luz de verla por el barrio, y el barrio conocía a Del Valle por lo extraño que era y porque había tenido 'algo' con la Justicia por temas de niñas. Por eso, la misma noche de la desaparición, fueron a su casa. Pero Santiago no sabía nada... Hasta que el cuerpo de Mari Luz fue hallado, 54 días después, en la ría de Huelva. Había sido brutalmente golpeada el mismo día de su desaparición y arrojada, aún con vida, a las marismas. Al parecer, Santiago la cogió y, al tratar la pequeña de resistirse, el procesado la golpeó brutalmente, por lo que la niña quedó inconsciente. Aún sabiendo que la niña aún podía estar viva, metió el cuerpo en un carro de la compra y, ayudado por su hermana Rosa, lo trasladó en el maletero de su coche hasta las marismas. Sacaron a Mari Luz del carro y la arrojaron al agua. La niña murió por asfixia.
Del Valle, su mujer y su hermana fueron detenidos poco después de la aparición del cadáver en un pueblo de Cuenca, donde se habían escondido tras cometer presuntamente el crimen y desde el que planearon una huida a Cuba. Ahora, durante el primer día de juicio que se celebra contra él en la Audiencia Provincial de Huelva, Santiago del Valle ha negado todo lo que en su día confesó a la Policía y ha dicho que no sabe qué le pasó a Mari Luz. Se enfrenta a penas de entre 23 y 32 años de prisión por delitos de asesinato y abuso sexual.
El padre de Mari Luz empezó entonces una lucha personal, que no va a abandonar según él mismo ha dicho, por instaurar en nuestro país la cadena perpetua para casos de crímenes cometidos por pederastas, como el de su hija. Prueba de ello fue la recogida de firmas que llevó a cabo en toda España y la sucesión de entrevistas con líderes políticos para tratar el asunto. De momento, no se ha hecho nada. El estamento político no quiere lesgislar en caliente.
8 de febrero de 2011
La caída
Tengo un terrible moratón en la rodilla. Me lo hice el domingo, subiendo a La Maliciosa. El día era espectacular, nada de frío (ni de calor) y mucho solecito. Pero las nieves caídas la semana pasada, y las bajas temperaturas de las noches, dejaban aún su rastro: el hielo. Ya llegando a la cumbre, el sendero se convertía, en algunas zonas, en una auténtica pista de luge. Y arriba, en la cara norte, había más hielo todavía. Y ahí fue donde yo, llegando a la cima, ansiosa por ver Madrid desde lo alto, me caí. Los brazos me duelen porque me agarré a dos rocas que había, una a cada lado, en una brillante demostración de que, a pesar de los años, continúo manteniendo firmes mis reflejos. Pero la rodilla se resintió. Aunque amortigüé parte del golpe con los brazos, la rodilla se hincó en el suelo helado. Y de ahí el moratón.
No soy de caerme mucho. Nunca he sido patosa ni he tropezado con mis propios pies mientras caminaba. Y, si alguna vez me he ido cuerpo a tierra, he procurado salvar la cara y lo que llevara en la mano. Como cuando, de muy pequeña, feliz con un helado de cucurucho en la mano, tropecé y caí de bruces. Eso sí, mantuve el brazo en alto, con el cucurucho cual antorcha de la Estatua de la Libertad, para que no se destrozara.
Y hablando de libertad, me pregunto por qué los chavales de la Universidad de Barcelona no pueden ir a rezar con tranquilidad a su capilla. A partir de mañana, accederán al recinto sagrado semi-escoltados por si les vuelven a agredir. No sé por qué me da que si la cosa hubiera sido contra musulmanes-mezquita habría salido todo el rojerío progresista de este país defendiendo sus derechos. Pero claro, como son catoliquillos-capilla, aquí paz y después gloria, como se suele decir. Expresión, por cierto, de tradición cristiana...
No soy de caerme mucho. Nunca he sido patosa ni he tropezado con mis propios pies mientras caminaba. Y, si alguna vez me he ido cuerpo a tierra, he procurado salvar la cara y lo que llevara en la mano. Como cuando, de muy pequeña, feliz con un helado de cucurucho en la mano, tropecé y caí de bruces. Eso sí, mantuve el brazo en alto, con el cucurucho cual antorcha de la Estatua de la Libertad, para que no se destrozara.
Y hablando de libertad, me pregunto por qué los chavales de la Universidad de Barcelona no pueden ir a rezar con tranquilidad a su capilla. A partir de mañana, accederán al recinto sagrado semi-escoltados por si les vuelven a agredir. No sé por qué me da que si la cosa hubiera sido contra musulmanes-mezquita habría salido todo el rojerío progresista de este país defendiendo sus derechos. Pero claro, como son catoliquillos-capilla, aquí paz y después gloria, como se suele decir. Expresión, por cierto, de tradición cristiana...
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