22 de febrero de 2011

Las nuevas revueltas por la democracia

Mohamed Bouaziz
Mohamed Bouaziz era un joven tunecino de 26 años sin grandes esperanzas de futuro, como muchos de sus compatriotas. Su destino, pasar por esta vida sin pena ni gloria. Pero el pasado 4 de enero, Bouaziz se convirtió en el detonante de una revolución que puede cambiar para siempre la historia de su país y la del resto de países árabes que aún viven sometidos bajo regímenes monárquicos totalitarios o dictaduras férreas eternas. Bouzazi moría días después de quemarse a lo bonzo para protestar por la precariedad en la que vivía. Sus conciudadanos, que ya se habían lanzado a las calles, lo convirtieron en un héroe. Las protestas contra el gobierno de Ben Ali, secundadas por el Ejército, dieron resultado. El presidente de Túnez abandonó el poder el 14 de enero, después de 23 años gobernando el país.

Y las revueltas de Túnez comenzaron a extenerse como la pólvora. Durante los meses de enero y frebrero se han producido protestas en Argelia, Jordania, Mauritania, Omán, Barhéin y Yemen, entre otros. Egipto ha sido el segundo país en llevar a cabo con éxito su revolución. El 25 de enero, los ciudadanos tomaron las calles de las principales ciudades egipcias, entre ellas de El Cairo. El Ejército se puso de su parte. El 11 de febrero, Hosni Mubarak abandona el poder tras tres décadas de autocracia.

En estos días asistimos a la brutal represión que el gobierno libio de Gadafi (en el poder desde 1969) está llevando a cabo entre los manifestantes. Al menos 250 personas han muerto después de que el Ejército bombardeara, desde aviones de guerra y helicópteros, a los revolucionarios. El hijo de Gadafi aseguró la semana pasada en un discurso televisado que en Libia se podía desencadenar una guerra civil porque su padre no era como Mubarak o Ben Ali (los dos presidentes árabes que han abandonado el poder tras las revueltas de las últimas semanas).

La extrema pobreza en la que viven muchos de los ciudadanos (la mitad de los yemeníes, por ejemplo, sobreviven con dos dólares al día), unidas a las pocas expectativas de mejora y a la perpetuación en el tiempo de los regímenes dictatoriales con sucesores ya establecidos han sido los detonantes de unas revoluciones que se han llegado a comparar con las de 1830 y 1848 en Europa.

ESPECIAL SOBRE LAS REVUELTAS

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